El Niagara en bicicleta

Estoy en Van, en un cyber cafe de Commercial Drive, la calle mas alterna de la ciudad. Por la ventana veo de todo. Personajes y estilos que los ojos y prejuicios ya se acostumbraron a ver, que ya son mios. Homosexualidad al extremo, hippies y punks, cabelleras de todos los colores y moda retro, moderna, pos y espacial. Y me siento en casa.
Tengo dos casas.
Vancouver es mio. Que raro es volver y sentir que nada cambio. Nada te esperaba, practicamente nadie te conoce, pero tenes tu lugar. Pertenezco y me pertenece. Una parte de mi alma se queda en Vancouver, o se ira llena de Vancouver. Quisiera tener una bicicleta y recorrer toda la ciudad.
El sol entra por la ventana y no me quiero quejar. Quien sabe cuanto durara. Tendria que haber traido los anteojos negros. No puedo ver la pantalla. Las temperaturas de verano se enfrian.
Pasaron tantas cosas sobre las que quise escribir. Pero esta claro que hay que hacerlo en el momento. Otherwise, las palabras se van, el sentimiento cambia. Y a veces no encontras el lugar. El tiempo.

Manana me voy a caminar por la playa. Los koreanos no me programaron esta semana y sigo de vacaciones. Si tan solo supiera estar de vacaciones.

Me doy cuenta que mi autoestima cambia de acuerdo a lo mal o bien depilada que este.